La Biblia nos revela que la soberbia contamina el corazón del hombre, oscurece su mente y le mueve a cometer acciones injustas. El corazón orgulloso, separa amistades, rompe familias, divide la sociedad, genera malestar… mientras que el corazón humilde aglutina las amistades, crea harmonía en la familia, une a la sociedad, genera bienestar a su alrededor… La gente humilde es un tesoro para la humanidad. Además, la Sagrada Escritura nos dice que Dios desoye la oración del hombre soberbio, en cambio, la oración del humilde se eleva hasta el corazón mismo de Dios. Jesús fue humilde de corazón y nos enseñó a ser humildes de corazón. La humildad es paz, justicia, concordia, bienestar, harmonía con todos y con todo.
